Entrevista a Heinz R.Sonntag – Desafíos para pensar el desarrollo en América Latina
Desafíos para pensar el desarrollo en América Latina
(Publicado en http://www.el-nacional.com/
Por Nelly Arenas
Carlos Aponte
carlosaponte1@gmail.com
Profesores Investigadores del Área Sociopolítica del Centro de Estudios del Desarrollo, CENDES.
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Continuamos en este número con las entrevistas a miembros del Cendes. En esta oportunidad publicamos el diálogo con el profesor Heinz R. Sonntag. Sociólogo formado en las universidades de Münster (RFA) y Viena (Austria) y Doctorado en Ciencia Social por la Universidad de Bochum (RFA). Docente de la Escuela de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) de la UCV desde 1968, el prof. Sonntag compartió la docencia con la investigación en el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES), incorporándose a este Centro en Octubre de 1973. Durante la gestión del Profesor José Agustín Silva Michelena como Director del CENDES, a partir de 1979, el prof. Sonntag fue designado Coordinador de Investigaciones, lo que implicó su separación de la FACES. En 1983 fue electo Director del CENDES por los Profesores e Investigadores de este Instituto. En 1993 fue electo otra vez para el mismo cargo, produciéndose en 1996 su reelección por otro periodo. Entre septiembre de 1999 y febrero de 2006 estuvo en los Estados Unidos de Norteamérica, primero un año como Fellow de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation en Brown University y Boston College y luego como profesor visitante en Yale University, University of Massachusetts at Amherst y el Amherst College. En su trayectoria intelectual y académica el profesor Sonntag ha generado una abundante y valiosa obra escrita en la que resaltan influyentes trabajos como “Duda/Certeza/Crisis: La evolución de las ciencias sociales de América latina” (1988). Como Profesor titular jubilado, Heinz Sonntag sigue participando activamente tanto en CENDES como en otras dependencias de la UCV, combinando sus actividades académicas con sus variados compromisos con la oposición democrática.
Pregunta: ¿Qué retos principales considera usted que se le plantean a las ciencias sociales para redefinir el concepto de desarrollo, ante los profundos cambios que ha experimentado la sociedad mundial en las últimas décadas?
HRS: En efecto, el sistema-mundo está sometido a una serie de cambios que influyen en su modo de funcionamiento y por lo tanto en la aproximación científica que hay que precisar. El más importante es el que ha sido definido como globalización. Con este concepto se hace referencia a profundas modificaciones del sistema-mundo y su dinámica, bajo el impacto de nuevas tecnologías y de la importancia que adquiere el capital financiero. Las primeras repercuten en el tipo de relaciones económicas y sociales que se establecen entre el capital y el trabajo. Como consecuencia afectan a las sociedades del mundo capitalista en su interior y a su relación entre las mismas.
A ello se agrega el cambio más emblemático para muchos autores que termina con la existencia de dos grandes bloques: el capitalista y el socialista. Este último, a consecuencia de su deficiente funcionamiento interno y bajo el impacto de las transformaciones del bloque capitalista, de hecho desaparece a fines de la década de los 80 del siglo pasado. La Unión Soviética fue afectada de manera severa por todo este proceso y desapareció a comienzos de los 90 tanto como sistema económico y sociopolítico en Rusia y como líder del bloque socialista. La mayoría de los países que habían pertenecido a él se transformaron internamente, al ser sustituidos sus sistemas políticos totalitarios a través de una amplia movilización de sus respectivas poblaciones en favor de sistemas democráticos. En lo externo, muchos de estos países se incorporaron a tratados que habían montado los países capitalistas en los largos años desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis de inicios de la década de los 70. Este cambio emblemático es particularmente visible en la incorporación de la mayoría de los países de Europa Oriental en la Unión Europea (UE), lo cual se manifiesta simbólicamente en la reunificación de la República Federal de Alemania y la socialista Republica Democrática Alemana el 3 de octubre de 1989, hecho aceptado por los países de la antigua alianza occidental (EEUU, UK, Francia y demás países) y por Rusia.
Como ya señalé, la globalización en lo económico se manifestó por el creciente predominio del capital financiero, por un lado, y por los cambios de las relaciones socioeconómicas como consecuencia de los acelerados avances tecnológicos, esto es: lo que se ha señalado como el camino hacia la sociedad del conocimiento. En otras palabras, la globalización implicaba e implica profundos cambios y transformaciones en las estructuras socioeconómicas, sociopolíticas y socioculturales. Todos estos acontecimientos tuvieron efectos en el sistema-mundo y, por ende, en todo el entramado entre los países céntricos y periféricos. El predominio del capital financiero en los países céntricos tuvo efectos serios en la división internacional del trabajo.
Todo lo anterior les plantea a las ciencias sociales severos desafíos, empezando por el propio concepto de desarrollo, que ya había experimentado cambios en el largo trecho desde finales de la década de los 40 hasta las últimas dos décadas del siglo 20. Ciertamente, la más o menos entusiasta esperanza de que el desarrollo pudiera darse de la misma forma en que se habían desarrollado los países céntricos, perdió su fundamento y su significado. Lo que está planteado hoy en día es el estudio tanto global como regional y nacional de las transformaciones y cambios ocurridos en los últimos 40 años.
Pregunta: ¿Y cuánto se ha avanzado en ese camino?
Bueno, no sirven ya las respuestas y propuestas de los organismos internacionales dedicados a ser los Think Tanks de las estrategias para alcanzar el desarrollo, ni mucho menos los estudios que se limitan a naciones. Ello fue particularmente visible en las ciencias sociales de América latina y el Caribe.
En efecto, a partir de la década de los 70 aumentaron las investigaciones con un enfoque más crítico en todas las áreas de investigación, en algunas más y en otras menos. Ello guardaba estrecha relación con la crisis del capitalismo mundial que estaba desenvolviéndose en esos años con repercusiones hasta el día de hoy. Incluso la CEPAL reconoció las fallas y los defectos ocurridos en muchos países de la región que habían ejecutado desde comienzos de los años 50 políticas económicas y sociales orientadas por el desarrollismo cepalino.
Esa Comisión llevó su crítica al punto de hacer una nueva proposición teorico-politica a finales de ese periodo con un extenso informe titulado “Transformación productiva con equidad”, presentado en su Asamblea Anual de 1978 en Caracas. Allí reformuló algunos de sus postulados teóricos y políticos, tanto con miras a modificar su propio enfoque como en defensa contra las tesis neoliberales respecto de una superación de la crisis formuladas por la Escuela de Chicago y adoptadas grosso modo por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
El enfoque de la dependencia se enriqueció con las contribuciones del Working Group of World-System Analysis encabezado por Immanuel Wallerstein. El CENDES, bajo la dirección de José Agustín Silva Michelena, organizó con este grupo un seminario de trabajó al que asistieron sus más destacados miembros como el propio Wallerstein, Samir Amim, Michel Wieviorka y Andre Gunder Frank, entre otros, además de colegas de países Latinoamericanos como Cardoso, Francisco Delich, Osvaldo Sunkel, Norbert Lechner y miembros del CENDES y de otras dependencias de la UCV.
En este contexto se articularon ideas y diseños interesantes que, a mi modo de ver, no han tenido el impacto que se merecen y que se suponía tuvieran en nuestras ciencias sociales. Me refiero, a título de ejemplos, a los estudios sobre la globalización adelantados por Joseph E. Stiglitz (1), Dani Rodrik (2), Terence K. Hopkins/Immanuel Wallerstein (3) y Jean Ziegler (4). Igualmente es indispensable mencionar en este contexto los enfoques sobre los problemas relacionados con los nuevos enfoques de abordar los temas de la pobreza y de la marginalidad como, por ejemplo, Amartya Sen (5) y Martha Nussbaum (6) Jeffrey Sachs (7) y Abhijit V. Banerjee/Esther Duflo (8). A mí me parece que todos estos desarrollos científico-sociales de los últimos tres decenios han sido sólo parcialmente acogidos por las comunidades académicas en ciencias sociales de nuestra América Latina y Venezuela.
Pienso que en los escritos que se han producido tanto en los países desarrollados como en los dependientes se encuentran todavía muchos elementos teóricos y empíricos que están a la espera de ser recogidos para avanzar y profundizar nuestros estudios y nuestras propuestas, sobre todo porque los cambios del sistema-mundo repercutieron en las estructuras económicas, sociales, culturales y políticas de las sociedades que a él pertenecen. Los textos que he mencionado enseñan como adquirir y cultivar una mirada abierta y un compromiso serio hacia el futuro, lejos de la futurología tecnocrática y de la utopía. Este compromiso es científico-racional, moral y político.
Por ende dichos textos son insoslayables para las comunidades científicos-sociales de nuestro país y de los países de América Latina para la participación en la construcción de sociedades modernas y democráticas, lo cual es, a mi modo de ver, el verdadero contenido del objetivo del CENDES de “estimular el desarrollo” y el desafío principal que tiene como institución y como comunidad de profesores-investigadores y estudiantes de post-grado.
Pregunta: ¿Y usted destacaría algunas orientaciones más particulares en relación a las propuestas para pensar el futuro latinoamericano?
Hay muchas orientaciones valiosas, pero a ese respecto me parece muy importante la aceptación por muchos miembros de la comunidad científico-social Latinoamericana, de las tesis desarrolladas por algunos colegas Estadounidenses y Europeos acerca de las fallas en los esfuerzos de alcanzar el desarrollo y la modernidad en los países del Tercer Mundo. El economista Brasileño y profesor de Harvard University Roberto Mangabeira resumió este problema en una entrevista, parcialmente publicada en El Nacional (24.3. 2013, p.11) al señalar lo que percibe como “el problema de fondo de América del Sur”: “la falta de un modelo de desarrollo que abra camino para el futuro…, un modelo que sea capaz de generar contenido práctico a la idea del crecimiento incluyente.” Llama a “innovar la estructura institucional de la economía del mercado y de la democracia. Lo que predomina en nuestros países es una seudo-ortodoxia macroeconómica, capitalismo de estado y política social compensatoria. La gran tarea seria instrumentalizar con oportunidades económicas y equipamiento educativo adecuado ese torrente de energía que se está perdiendo y generar una democracia que no necesite de la crisis para permitir el cambio.”
A la pregunta acerca de qué falta para generar un modelo de desarrollo propio en América Latina, Mangabeira contesta: “Rebeldía intelectual al servicio de la innovación institucional.” Continúa que es necesario superar tanto el modelo económico de los países desarrollados como el de China. Dice: “Ahí hay dos tareas fundamentales. La más sencilla es acelerar en los grandes centros industriales la travesía para una economía innovadora basada en el conocimiento y hay que asociar al estado con las pequeñas y mediana empresas dentro de un nuevo marco institucional. No escoger entre un modelo Americano que regula las empresas a distancia y un modelo Asiático de una política industrial y comercial unitaria, impuesta desde arriba para abajo por el aparato burocrático. Necesitamos una forma de coordinación estratégica entre el Estado y las empresas que sea descentralizada, pluralista, participativa y experimental.”
En cuanto a las políticas sociales, dice: “La única forma de disminuir sustancialmente las desigualdades es democratizar la oportunidades económicas y educativas. Las políticas de transferencia son meramente complementarias. No hay ningún país en el mundo que haya conseguido ampliar la igualdad con base en programas de transferencia.” Termina proponiendo para América del Sur una insurrección intelectual: “Hay inmensa disponibilidad en nuestros países para una alternativa, pero hay un cerco. Hay que perforar el bloque, transmitir este mensaje, confrontar el poder, no solo al del Estado, sino al de las ideas, al de imaginario popular. En la intelectualidad sudamericana hay dos vertientes. Una es la copia de las ciencias sociales Estadounidenses, sobre todo en teoría económica, la otra vertiente es un neomarxismo avergonzado que parece criticar, pero al mismo tiempo explica la necesidad del sistema existente. Lo implícito en ese mensaje es la futilidad de la rebeldía. Esas dos vertientes son un coro de fatalismo que es casi toda nuestra vida intelectual. Yo propongo en América del Sur una insurrección intelectual.”
Pienso que estas reflexiones y propuestas resumen de una manera precisa los retos para todos los que practicamos las ciencias sociales, especialmente con énfasis en el desarrollo de nuestras sociedades hacia un grado mayor de verdadera soberanía y de modernidad, en el marco de economías diversificadas y alejadas, como en el caso de nuestro país, del rentismo, esto es: de la dependencia de los ingresos externos prácticamente de un solo producto, por más que tengamos las mayores reservas de petróleo en el mundo. Es menester aclarar que el modelo impuesto en Venezuela desde 1999 tildado como “Socialismo del Siglo XXI” y en menor medida en otros países pertenecientes al ALBA (Nicaragua, Bolivia, Dominica, Ecuador, Cuba, Argentina) ha llegado a crear regímenes totalitarios similares a los del Bloque Soviético del siglo pasado con economías altamente dependientes.
Pregunta: ¿Cree usted que el pensamiento de la CEPAL correspondiente a los años cercanos a la postguerra sigue teniendo alguna vigencia? ¿Qué nuevas contribuciones de esa comisión considera usted primordiales para el estudio del desarrollo?
HRS: El pensamiento de la CEPAL surgió en el quinquenio después del final de la Segunda Guerra Mundial. En este periodo la coalición de los aliados que venció el nacionalsocialismo se dedicó a un rediseño del orden del sistema-mundo en dos conferencias: la de Yalta y la de Potsdam. Es importante señalar que en los últimos años de la Guerra se creó un Think Tank en la Secretaría de Estado de EEUU que tenía la función de elaborar propuestas del orden mundial que fueron discutidas por todos los líderes de los países aliados. Un aspecto fue resaltado como prioridad: el de crear una institución dedicada a resolver los conflictos entre los Estados por vía pacifica, para no repetir la experiencia de la Sociedad de Naciones creada después de la Primera Guerra Mundial que había sido incapaz de cumplir este objetivo. En ese Think Tank colaboraron académicos y políticos de todos los países, incluso científicos sociales de origen Alemán asilados en EEUU.
Yo tuve la oportunidad de revisar el archivo de Karl Loewenstein, un especialista en derecho constitucional quien había llegado a ese país poco después del inicio del nazismo en 1933 por su condición de judío y trabajaba como profesor en el Amherst College, al cual determinaba en su testamento como heredero de todo su archivo personal. Él colaboró con sus colegas. Uno de los logros más importantes fue la creación de la ONU en el año 1945.
Adicionalmente a esta organización los científicos sociales, sobre todo los economistas, crearon instituciones económicas cuyo objetivo era coadyuvar a un orden económico del sistema-mundo. Así nacieron el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y cinco Comisiones Económicas para los cinco Continentes, entre ellas la de América Latina y el Caribe: la CEPAL. En su Asamblea Anual de 1948 en México fue designado el Argentino Raúl Prebisch su Secretario Ejecutivo, al comienzo con la resistencia de los EEUU porque algunos de sus líderes políticos lo consideraban “comunista”. Sólo por la fuerte intervención de Brasil y México se aceptó su designación.
Antes que nada es importante señalar que el pensamiento de la CEPAL correspondiente a los años cercanos a la postguerra tuvo una importancia esencial. Destacados científicos sociales, la mayoría economistas, cooperaron con colegas en Estados Unidos. Raúl Prebisch jugó un rol decisivo en la elaboración de los diagnósticos, análisis sectoriales y propuestas de acción. Todos ellos nutrieron sus nuevas teorías y doctrinas del pensamiento de John Maynard Keynes. Muchos de los dogmas e hipótesis de las ciencias económicas y sociales de la pre-guerra fueron desechados y sustituidos por nuevas aproximaciones.
En otras palabras, el periodo de la postguerra entre 1946 y el comienzo de la década de los 50 fue extraordinariamente rico en innovaciones académicas y prácticas de la economía. Se expandieron las investigaciones sobre las economías de los países periféricos y las búsquedas de fórmulas y recetas para que pudieran alcanzar el desarrollo. Para América Latina y el Caribe este periodo de la postguerra y la década de los 50 significaron un casi inimaginable enriquecimiento del conocimiento sobre las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales de nuestros países.
Como es sabido, a comienzo de la década de los 60 la CEPAL empezó a introducir en sus planteamientos nuevos tópicos como la Reforma Agraria, la Marginalidad, el Rol del Estado y la Importancia de la Integración Regional. En esa década y en la siguiente la gran mayoría de los países Latinoamericanos y Caribeños asumieron las propuestas de la CEPAL en las áreas económica y social, sin preocuparse mucho de las condiciones sociopolíticas de los países. A esto se agregó la crisis de la economía-mundo capitalista de comienzos de los 70 lo cual obligó a repensar ideas y propuestas de años anteriores. Esto tuvo su auge a finales de los 70 y con la presentación de un nuevo programa titulado Transformación productiva con equidad, aprobado en la reunión anual de la CEPAL en 1978 en Caracas.
En los años siguientes la CEPAL se limitó a trabajar en los canales establecidos hace años sin realmente generar ideas, enfoques y propuestas novedosas. Por lo tanto, y respecto a la pregunta, no me parece que haya auténticamente nuevas contribuciones, lo cual no le quita el valor a su trabajo como institución observadora y coordinadora de las políticas económicas y sociales de los países de nuestro continente.
Pregunta: ¿Qué rescataría principalmente del marxismo, para la reflexión actual y futura sobre el desarrollo?
HRS: Agradezco que no me pusieran “marxismo-leninismo” porque me hubieran obligado a reiterar un trabajo que hice hace años al escribir mi tesis doctoral. En ella analicé como el pensamiento de Karl Marx fue parcialmente tergiversado e instrumentalizado, tanto por Engels como por Lenin. En un extraordinario libro de Terry Eagleton titulado Why Marx was right, el autor logra recuperar lo esencial de la teoría crítica de Marx. Para ser conciso cito algunas de las conclusiones.
En primer lugar, “Marx tenía una apasionada creencia en el individuo y una profunda desconfianza respecto de dogmas abstractos. No tuvo tiempo para elaborar el concepto de una sociedad perfecta, fue receloso de la noción de igualdad y no sonaba con un futuro en el que todos llevábamos ropa de obreros con nuestro número de seguridad social impreso en nuestras espaldas. Fue diversidad, no uniformidad, lo que él esperaba ver. Tampoco ensenó que hombres y mujeres eran inconscientes juguetes de la historia. Él fue hasta más hostil acerca del Estado que los conservadores derechistas y veía el socialismo como la profundización de la democracia, no como su enemigo.” Esta conclusión sería una de las que rescataría del Marxismo sobre todo para la reflexión actual y futura sobre el desarrollo.
Pero hay más: “El creía que algunas revoluciones podrían ser pacíficamente realizadas y no estaba de ninguna manera opuesto a reformas sociales. No se concentraba estrechamente en la clase obrera. Y el no veía la sociedad en términos de dos clases estrictamente polarizadas.” Me parece que el actual “Socialismo del Siglo XXI” es lo contrario al que señalaba Marx, pues imaginaba al socialismo como heredero de las grandes características de la libertad, derechos civiles y prosperidad material. Con esta definición estoy totalmente de acuerdo y sería otra que rescataría como herencia de la teoría critica de Marx. Adicionalmente agregaría otra conclusión de Eagleton: “No ha habido un campeón más combativo de la emancipación de las mujeres, de la paz mundial, de la lucha contra el fachismo o por la liberación del colonialismo.” Asumir el compromiso con estos desafíos es otra herencia que debemos rescatar de la teoría de Karl Marx.
Pregunta: Los problemas de la democracia y de la libertad no ocuparon un lugar preponderante en los estudios clásicos del desarrollo. ¿Podemos afirmar que hoy si tienen esa relevancia? Y de ser así, ¿a qué se debe ese cambio? ¿Qué implicaciones tiene?
HRS: Coincido con la afirmación de que la democracia y la libertad han logrado finalmente encontrar su lugar en los estudios sobre el desarrollo. Sin duda tienen hoy relevancia, y no tan sólo en declaraciones altisonantes de políticos y académicos que se ocupan de los países dependientes. Me parece que la democracia y la libertad han logrado el lugar que ahora tienen en gran parte porque los estudios económicos y sociales sobre el desarrollo no habían alcanzado una visión totalizadora de los procesos tan complejos y multifacéticos como son los del desarrollo. Pienso que el hecho de que economistas se ocupen hoy de la relación entre globalización y democracia, como es el caso de Andy Rodrick que escribió sobre “Globalización y Democracia”, es una clara señal de la importancia de los procesos de democracia y libertad para el pensamiento sobre el desarrollo.
Pero también propuestas de modelos de desarrollo incluyen hoy día las dimensiones de democracia y libertad. Menciono el enfoque de Amartya Sen, cuyo libro más importante se llama Development as Freedom y también el de Martha C. Nussbaum con sus trabajos sobre Creando capacidades. Aproximación al concepto de desarrollo humano. En otras palabras, tiendo a pensar que el pensamiento sobre el desarrollo, incluyendo las propuestas estratégicas para lograrlo, no pueden prescindir en adelante de la democracia y de la libertad.
Pregunta: ¿Cómo evalúa usted el caso venezolano cuyo proceso de evolución en las últimas décadas contrasta desfavorablemente con el de otros países de la región latinoamericana, como Chile?
HRS: El caso venezolano me duele. Para llegar a donde estamos hoy en términos económicos, sociales, culturales, políticos y de ética pública, es indispensable retornar a lo que los que tienen el poder llaman Puntofijismo. Quienes están en el poder con la victoria de la Presidencia de Hugo Chávez Frias han conducido a nuestra sociedad a una economía exageradamente controlada y un sistema político cuasi totalitario. Este proyecto se basa en un intento de borrar de la memoria colectiva los 40 años de democracia entre 1958 y 1998. Los dos pactos constitutivos de la construcción de la democracia a la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958 me fueron descritos en la oportunidad de un almuerzo con Ricardo Lagos en medio del proceso de referéndum de 1989 en Chile como ejemplos de los pactos que tenían que hacer los demócratas de ese país después de haberlo ganado.
En efecto, el Pacto de Punto Fijo y el Avenimiento Obrero-Patronal sentaron las bases para la recuperación de la democracia que, de acuerdo con Germán Carrera Damas, había tenido importantes antecedentes en los tres años entre 1945 y 1948. El proceso democrático desde 1958 hasta finales de la década de los 70 funcionó bien, aunque con algunas deficiencias que tienen muchas democracias. La más importante fue el excesivo peso de los partidos políticos y la subsiguiente falta de una formación de los ciudadanos.
Desde el comienzo de los 80 los pactos empezaron a debilitarse, lo cual repercutió fuertemente en el funcionamiento de la democracia. Una consecuencia de este debilitamiento fue el hecho de que la relación de los ciudadanos con el Estado se realizó cada vez más alejada de los partidos políticos. Ello produjo una creciente frustración de los ciudadanos que tuvo su más dramática expresión en el Caracazo de febrero de 1989. Esa frustración continuó pese a los intentos de los Presidentes Carlos Andres Pérez y Rafael Caldera durante los 90 de recuperar el funcionamiento de los Pactos. Esa situación llevó a un pequeño grupo de oficiales a lanzar dos intentos de golpe de estado en 1992 que fue otra de las manifestaciones de ese alejamiento del ciudadano del Estado.
Al lanzarse Hugo Chávez Frías como candidato a la presidencia de la República, este recogió muchas de las frustraciones de los ciudadanos en su campaña electoral centrada en la promesa de cambios y de enfrentamiento al Puntofijismo. Así ganó el 6 de diciembre de 1998 las elecciones presidenciales. Su juramentación el 2 de febrero de 1999 marca el inicio de un periodo no democrático, con cambio de la Constitución incluido. A diferencia de, por ejemplo, Chile y otros países de la región no hubo un proceso sin rupturas violentas, lo cual nos ubica en este momento en la nada envidiable posición de una “revolución” y de un “socialismo del siglo XXI” que no existían ni existen en la realidad de nuestro país sino en los discursos y fantasías tanto del presidente Chávez como de sus sucesores-herederos.
Pregunta: ¿Cuáles considera usted que son las principales contribuciones que ha hecho el CENDES a la investigación sobre el desarrollo, durante sus más de cinco décadas de existencia? ¿Qué desafíos fundamentales se le plantean a este Centro con respecto a ese tema tan vital para su trayectoria?
HRS: Pienso que he indicado a lo largo de esta entrevista muchos elementos que han sido contribuciones del CENDES y otros que, hoy por hoy, constituyen desafíos importantes. En sus inicios, el CENDES ha contribuido con aclarar el contenido del concepto de desarrollo. Igualmente ha sido, junto con el Instituto de Planificación del Desarrollo de la CEPAL fundado en el mismo año, una de las primeras instituciones académicas que se ha dedicado a explorar los elementos que deben caracterizar el desarrollo y que ha vinculado el intento de superar la falta del mismo con teorías y métodos de la planificación. También incorporó en sus investigaciones y en sus programas de estudios de post-grado la problemática política como elemento de ese proceso.
Los estudios de Jorge Ahumada, José Agustín Silva Michelena y Frank Bonilla constituyeron en el primer quinquenio de los 60 verdaderas innovaciones en el país y la región. En sus estudios sobre la economía del subdesarrollo pudo además contar con la colaboración de profesores-investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales como Domingo Felipe Maza Zavala, Armando Córdoba, Héctor Silva Michelena y Max Flores Díaz, entre otros, quienes sostuvieron prácticamente un diálogo permanente de investigación en los primeros años del CENDES.
En años posteriores, el CENDES incorporó también estudios históricos, sobre problemas cultural-educativos, sobre la problemática urbana y sobre el desarrollo científico y tecnológico. Otra importante contribución fue el hecho de que el CENDES colaborara estrechamente con organismos del Estado, especialmente con CORDIPLAN.
Para el futuro hago votos para que el CENDES recupere su capacidad innovadora y logre cumplir con lo que Immanuel Wallerstein ha llamado Utopística: la evaluación seria de las alternativas históricas, el ejercicio de nuestro juicio en cuanto a la racionalidad material de los posibles sistemas históricos alternativos, la evaluación sobria, racional y realista de los sistemas sociales humanos y sus limitaciones. Esto es: no es el rostro de un futuro perfecto (e inevitable), sino el de un futuro alternativo, realmente mejor y plausible (pero incierto) desde el punto de vista histórico. Es, por lo tanto, un ejercicio simultáneo en los ámbitos de la ciencia, la política y la moralidad.
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(1) Joseph E. Stiglitz, Globalization and its Discontents. WW Northon & Company, New York-London, 2003.
(2) Dani Rodrik , The Globalitazion Paradox: Democracy and the Future of The World Economy. WW Northon & Company, New York, 2011
(3) ) Terence K. Hopkins/Immanuel Wallerstein, The Age of Transition. Trajectory of the World System 1945 – 2025, Zed Books, London, 1996
(4) Jean Ziegler, Das Imperium der Schande. Der Kampf gegen Armut und Unterdruckung, Wilhelm Goldmann Verlag, Muenchen, 2008 (existe version en frances).
(5) Amartya Sen, Development as Freedom, Alfred A. Knopf, New York, 1999
(6) Martha Nussbaum, Creating Capabilities. The Human Development Approach, CambridgeMA y London, 2011
(7) Jeffrey Sachs, El fin de la pobreza. Como conseguirlo en nuestro tiempo. Random House Mondadori, Madrid, 2007
(8) Abhijit V. Banerjee/Esther Duflo (8) Poor Economics. A Radical Rethinking of the Way to Fight Global Poverty. Public Affairs, New York, 2011. NOTAS AL FINAL