Luis Herrera-Lasso M. – La marcha de los locos
Julio 8, 2015
La historiadora estadounidense Barbara Tuchman, en su libro “The March of Folly” (1984), hace un interesante análisis de decisiones políticas a lo largo de la historia que resultaron desastrosas para quienes las tomaron y para sus pueblos. Desde el episodio del caballo de Troya hasta la guerra de Vietnam, pasando por la conquista de México. Todos los casos tienen un hilo conductor: existía suficiente información para saber que su decisión era una locura.
El triunfo del Brexit parece estar en la misma lógica de la obra de Tuchman. Todos aquellos que impulsaron el proceso están ahora en el cementerio político. Las voces triunfalista se apagaron horas después de la victoria. Cameron pagó muy cara su audacia – el resultado de lo que él mismo impulsó le resultó desfavorable – y a las pocas horas anunció su renuncia al gobierno. Boris Johnson, ex alcalde de Londres, que apoyó el Brexit y ya se veía como sucesor de Cameron, quedó fuera del juego. Niquel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) – euro fóbico y antinmigrante – anunció su retiro de la política. El propio Jeremy Corbyn, líder de la oposición laborista, es ahora señalado por sus partidarios como responsable por su ambigüedad frente al proceso de decisión. La carroza ya está en camino para llevarlo al cementerio.
El triunfo del Brexit dejó a Gran Bretaña (GB) en la incertidumbre política. Al quedar fuera sus promotores, ahora son tres mujeres las que aparecen en el primer plano de la política. En las filas Tories, la ministra del interior, Theresa May, que antes del Brexit apenas pintaba en la contienda, lleva franca delantera para suceder a Cameron. En las filas laboristas es Angela Eagle, quien ahora ha desafiado a Corbyn para convertirse líder del partido y contender en las elecciones de septiembre. En Escocia la primer ministro, Nicola Sturgeon, encabeza la oposición contra el Brexit. Y claro, la reina Elizabeth II, jefe de Estado del Reino Unido, que hasta ahora no ha dicho esta boca es mía.
En ninguno de los casos a los que hace referencia Tuchman las decisiones se tomaron por referéndum. Esto es una novedad. La decisión ganó por mayoría simple. Fueron 52% de los electores quienes decidieron, pero todos pagarán las consecuencias.
Quien suceda a Cameron el 9 de septiembre enfrentará una situación muy complicada. Nadie tenía un plan para enfrentar este escenario. De la estimación de crecimiento del 2.7 % para 2017 antes del Brexit, pasó a -1 %. Las autoridades hacendarias británicas ya redujeron de 20% a 15% la tasa de impuestos para los inversionistas extranjeros en el afán de no perderlos. Los otros 27 miembros de la UE urgen a GB a formalizar su salida para evitar el efecto contaminación. La autoexclusión de la GB del esquema de 2 libre tránsito tiene importantes efectos. Sólo en el sector salud trabajan más de 50 mil profesionales de países de la UE. Según fuentes oficiales, el 62% de los inmigrantes de la UE tienen licenciatura mientras que el promedio en GB es de 46%.
Detrás de esta decisión histórica puede estar la crisis económica del 2008, los crecientes flujos de inmigración, los brotes nacionalistas, la presencia de terroristas internacionales, las distintas lecturas de la globalización, la pérdida de credibilidad de los políticos o la burocracia de la UE y su distanciamiento de los ciudadanos. O todas las anteriores. No cabe duda de que estamos en una época de cambios que nadie controla ni entiende bien, pero que no por ello no suceden. Desafortunadamente las justificaciones no exime ni a los gobernantes ni a sus pueblos de las consecuencias de sus malas decisiones.