Ignacio Bartesaghi – Una negociación con tintes de novela

25 febrero 2018

 

nota diario

Publicado en el diario El Observador el 16 de febrero de 2018: https://www.elobservador.com.uy/una-negociacion-tintes-novela-n1171983

Una negociación con tintes de novela

Por Ignacio Bartesaghi

Las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea atraviesan nuevamente un momento crítico. Luego del fracaso registrado en las reuniones de Buenos Aires y Brasilia, donde no se logró formalizar el intercambio de ofertas, la próxima semana podría registrarse en Asunción un avance definitivo. Previo al análisis del estado actual de las negociaciones, es necesario contextualizar brevemente cómo se han desarrollado las mismas en los últimos años.

Los primeros intercambios formales entre los dos bloques comerciales se dieron con la firma del Acuerdo Marco en 1995, lo que habilitó el posterior lanzamiento de las negociaciones en el año 2000, fecha en la que se realizó la primera reunión del Comité Birregional. En esa instancia se aprobó un documento que estableció los principios y objetivos de la negociación, el alcance del diálogo político, se definieron los subgrupos de trabajo del pilar de cooperación y se aprobaron tres principios generales para las negociaciones comerciales; negociaciones abarcativas y resultados equilibrados; no se excluiría ningún sector teniendo en cuenta las sensibilidades de algunos productos y servicios de acuerdo a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC); y el principio de «todo único» (lo que implica que el acuerdo no se cierra hasta que se logre consensos en todos los temas).

El mismo documento definió objetivos específicos para la negociación, tales como la liberalización bilateral y recíproca del comercio de bienes y servicios, promover la apertura y un ambiente no discriminatorio para las inversiones, mejora en el acceso a las compras gubernamentales en los mercados de productos y servicios, asegurar una adecuada protección de los derechos de propiedad intelectual, contar con efectivas políticas de competencia, implementar mecanismos de cooperación, crear instrumentos de defensa comercial y establecer un sistema de solución de controversias.
En una primera etapa las negociaciones mostraron sumo dinamismo, con la realización de trece rondas comerciales que fueron registrando avances en los tres grupos técnicos conformados en el año 2000 y que llevaron al primer intercambio de ofertas del año 2004. En su momento, las partes no lograron cerrar el acuerdo y las negociaciones se congelaron hasta el relanzamiento en 2010.

En los primeros años en que transcurrió la negociación, los dos bloques comerciales mostraron historias divergentes, las que además se desarrollaban en un complejo contexto pautado por las múltiples negociaciones en curso, como la Ronda de Doha de la OMC y el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En los hechos, en la primera década del siglo XXI, la Unión Europea seguía su tránsito hacia la consolidación del proceso de integración, incorporando nuevos miembros a la zona euro, firmando el Tratado de Niza que profundizaba las instituciones europeas y alcanzando una ampliación histórica con la adhesión de los países de Europa del Este.

Al mismo tiempo, el Mercosur comenzaba a transitar un período de crisis con la devaluación de 1999 en Brasil, lo que arrastró a toda la región a una profunda crisis económica y política. Amparados en la coyuntura regional, todos los miembros del Mercosur comenzaron de hecho a abandonar los compromisos asumidos en los tratados fundacionales del bloque, apartándose de las normas regionales y olvidando la conformación de la unión aduanera y el mercado común.

Por cumplirse 18 años de la realización de la primera reunión técnica en Buenos Aires, es a esta altura innegable que se trata de una negociación tan compleja como cambiante, especialmente si se tiene en cuenta el importante número de sucesos que se registraron a nivel mundial durante el lapso en que se han llevado adelante las negociaciones.

Cabe recordar que en las últimas dos décadas el mundo sufrió embates marcados por los atentados terroristas y las guerras civiles, las crisis económicas y los conflictos políticos de dimensión global. En cuanto a las negociaciones internacionales, cabe destacar el ingreso de China y Rusia a la OMC, el desmantelamiento del ALCA, el estancamiento de la Ronda Doha de la OMC, la explosión de la firma de los TLC y el surgimiento de los Megas bloques, entre otros. Por otro lado, a partir de avances disruptivos en la tecnología, el mundo muestra una nueva forma de producir (cadenas globales de valor) y de comerciar (comercio electrónico).

Las recientes conversaciones en Bruselas confirmarían que las partes están próximas a la concreción de un nuevo hito en las negociaciones; el intercambio de una nueva oferta que habría superado un escollo insalvable para el Mercosur, el aumento de la oferta de carne a 99 mil toneladas por parte de la Unión Europea (estaría en niveles similares a los ofertados en 2004), así como una oferta acorde del Mercosur en el sector automotriz, servicios e indicaciones geográficas.

Luego de casi dos décadas de negociaciones, el acuerdo actual difiere del que pretendía ser negociado en 2001, con propuestas de excepciones y exclusiones que demuestran el desgaste de una negociación que se extendió más allá de lo razonable y que aún mantiene barreras defensivas insalvables. En este marco, es esperable que las partes dimensionen con suma delicadeza diplomática y con visión estratégica la importancia de cerrar un acuerdo.

Todo indica que el final de las negociaciones es posible. Desde la lógica del Mercosur, a esta altura será necesario medir los impactos de este acuerdo más allá de una oferta puntual en uno o dos productos, valorando el efecto que el cierre del mismo tendría en la agenda interna y externa del bloque sudamericano.