Entrevista al Dr. Serbin en El Independiente
La Cuba que verá Pedro Sánchez
Por Ana Alonso
Publicado en: https://www.elindependiente.com/politica/2018/10/21/la-cuba-que-vera-pedro-sanchez/#gs.Ksb4IIA
Inventar y resolver son los verbos que mejor conjugan los cubanos de a pie. Su supervivencia depende de su astucia para luchar contra los elementos. Es su manera de coexistir con un sistema de partido único hiperburocratizado que solo introduce cambios cuando se ve en peligro de extinción. La Cuba post Fidel afronta un momento crucial. Ya no se trata de socialismo o muerte, sino de socialismo con mercado o muerte por socialismo.
El jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, viaja a La Habana el 22 y 23 de noviembre, justo una semana después de que haya concluido el debate en las asambleas populares, dirigido por el régimen, en torno a la reforma de la Constitución.
La Carta Magna hoy vigente data de 1976, la época soviética. La reforma constitucional contempla cambios económicos y sociales, pero en lo político confirma al Partido Comunista de Cuba como la fuerza rectora y no hay espacio para el pluralismo ni para elecciones libres. Así lo consagra el artículo 3. “La traición a la Patria es el más grave de los delitos”, señala el documento provisional.
“El texto provisional no cambia lo fundamental del sistema de poder pero se adapta a las reformas económicas en marcha y al modelo que por lo menos desde el año 2000 el Partido Comunista denomina socialismo de mercado”, señala José Manuel Martín Medem, ex corresponsal en La Habana de RTVE.
Y añade: “Establece un nuevo equilibro institucional con un nuevo triángulo de poder: presidente de la República, primer ministro y presidente de la Asamblea del Poder Popular. El cuarto poder, secretario general del PCC, será en realidad el primero. El socialismo se evapora y asoma un nuevo modelo de autoritarismo del partido único con mercado bajo el poder de las Fuerzas Armadas”.
Propiedad privada y matrimonio homosexual
La reforma constitucional, que se votará en febrero de 2019, reconoce el derecho a la propiedad privada, aunque la tierra sigue en manos del Estado, favorece la inversión extranjera y abre la vía a la legalización del matrimonio homosexual. En el artículo 40, referido al derecho a la igualdad, se incorporan los elementos de “género, orientación sexual, origen étnico y discapacidad” que no pueden ser motivo de discriminación.
La homosexualidad era delito en Cuba en tiempos de Fidel Castro. Ha sido la hija de Raúl Castro, la diputada Mariela Castro, quien ha promovido este avance. Las inclinaciones políticas no se contemplan como derecho.
El Partido Comunista por encima de todo
En el plano político nada se mueve aunque se aluda al socialismo y no al comunismo. Parece contradictorio porque el partido sigue siendo el comunista, o incluso plantean algunos llamarlo fidelista. Para la disidente Rosa María Payá, promotora de Cuba Decide, “es una burla que se considere un proceso de cambio porque el Partido Comunista sigue siendo la fuerza rectora, el sistema es irrevocable y se justifica el uso de las armas contra quien lo amenace”.
Cuba Decide es una iniciativa ciudadana que pide la celebración de un plebiscito sobre la transición democrática. Mientras tanto, Díaz-Canel llama a los debates en asambleas populares sobre la Constitución “una muestra de democracia genuina”.
Coincide con Rosa María Payá, hija del histórico opositor Oswaldo Payá, la bloguera Yoani Sánchez, quien refleja en su artículo Díaz-Canel y la máscara del presidente moderno, la metáfora de un sistema que aparenta lo que no es.
Díaz-Canel, que se ha convertido en el primer presidente cubano con cuenta en Twitter desde el 10 de octubre, es, según Yoani Sánchez, “un hombre atrapado entre la imagen que quiere proyectar y la agenda que sigue su gobierno”. En su cuenta da cuenta de sus idas y venidas por la isla. También abundan los llamamientos contra el embargo estadounidense. No se hizo eco del anuncio de fecha de la visita de Pedro Sánchez.
En los planes de la nueva Constitución se autoriza el trabajo por cuenta ajena, lo que para el comunismo era “la explotación del hombre por el hombre”. Es una actividad que ya está en marcha, son las pequeñas y medianas empresas (cuentapropistas), sometidas a numerosos condicionamientos.
Pánico al mercado
“Adoptan estas medidas por razones de imperativo económico. Pero hay una gran obsesión con que no se generen desigualdades. Buscan crear estímulos suficientes para que los cuadros profesionales no se pasen al sector privado, pero necesitan un sector privado fuerte para no emplear a tanta gente y atraer inversión. Es la cuadratura del círculo”, afirma Hermenegildo Altozano, abogado especialista en inversiones en Cuba.
Sin embargo, la economía cubana, que se ha nutrido durante años del petróleo venezolano, como antes lo hizo de la ayuda soviética, ha de tejerse con otros mimbres. Raúl Castro, que dejó paso en abril a Miguel Díaz-Canel como presidente, pero aún es el todopoderoso líder del Partido Comunista, lo sabe desde hace tiempo. Es uno de los partidarios de introducir reformas económicas, buscar aliados diversos y de atraer la inversión extranjera.
Según Fernando Ravsberg, ex corresponsal en La Habana de BBC y Público, “hay fuerzas dentro, entre los mandatarios históricos (Ventura Machado, Ramiro Valdés… ) que no comparten la apertura económica, no coinciden con la visión del modelo de Vietnam, tienen pánico al mercado”.
Recuerda Ravsberg que la prensa oficial no reflejó un discurso del secretario general del Partido Comunista vietnamita, Nguyen Phu Trong, porque señalaba que la economía de mercado es la expresión económica más alta que ha alcanzado la humanidad. Tampoco reflejan demandas como los visados que piden los médicos para viajar al exterior, pero sí que remarcan la preocupación por los límites al enriquecimiento.
A Ravsberg el gobierno de Díaz-Canel no le concedió la credencial de periodista en julio pasado, después de casi tres décadas en la isla. Su blog, Cartas desde Cuba, se había ganado “poderosos enemigos”. Su última investigación versaba sobre el accidente aéreo en el que perdió la vida un centenar de personas en La Habana en mayo de este año. Ravsberg se hizo eco de un informe que probaba que había problemas técnicos con el avión alquilado por Global Air a Cubana de Aviación.
Algo que teme el reportero precisamente es que a partir de ahora se cierren más espacios como el suyo, ahora que emergen jóvenes profesionales con ganas de hacer buena prensa. “Sería un error porque se irían a hacerlo desde Miami, como lo han hecho deportistas, por ejemplo”, añade el periodista.
China, Vietnam o Corea del Norte
En los debates sobre la reforma constitucional el cubano se preocupa, sobre todo, si va a mejorar su nivel de vida. La falta de tradición democrática en la isla, la lucha por la supervivencia diaria y el temor a verse envueltos en problemas deja en un segundo plano cualquier demanda política, en la mayoría de los casos.
“El cubano quiere que le dejen vivir, que le dejen trabajar para otros y mejores condiciones de vivienda, de transporte, posibilidades de ocio. Sería necesaria la unificación cambiaria para lograr esa mejora económica. Y favorecer la inversión nacional y foránea, porque van unidas”. añade Ravsberg.
En Cuba han de lidiar con la esquizofrenia del doble cambio. Hay dos monedas en circulación: el peso cubano (CUP) y el peso convertible (CUC), desde 1994, equivalente al dólar. Para acceder al mercado internacional y dar más seguridad al inversor habría que acabar con este sistema, pero la medida conlleva riesgos: despidos en las empresas estatales, por ejemplo.
“Lo que hace falta en Cuba tiene que ver con una estrategia económica bien clara sin trabas de la burocracia estatal. Y es imprescindible la unificación monetaria. Hay tensión entre los más reformistas y los menos reformistas del gobierno. Hay que entender que estamos en una economía que está en manos de las Fuerzas Armadas. Hay que ver si evoluciona hacia dentro o hacia fuera”, señala Andrés Serbin, presidente ejecutivo de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES).
Las empresas cubanas controladas por los militares, entre las que se encuentra el conglomerado turístico Gaviota, se aglutinan en la compañía Gaesa. Los cálculos apuntan a que controlan el 70% de la economía del país. Prueba de la excesiva burocracia es que en la zona especial de desarrollo del Mariel, creada para fomentar la inversión, hace cinco años apenas hay 37 empresas aprobadas. En Vietnam se establecen un par de cientos al año.
Aunque es ahora cuando se va a contemplar en la Constitución, unos 600.000 cubanos son cuentapropistas (pequeños empresarios). Lidian con una burocracia que cambia sus normas según el viento y con limitaciones que muchas veces obran en contra del progreso del país.
Hay quienes en lugar de crear empleo en su país han de expandirse fuera porque el régimen cubano impone límites al enriquecimiento. Pero sin empresas locales fuertes, difícilmente pueden acceder a inversiones del exterior. Los que dependen de un sueldo del Estado, cuenta Ravsberg, resuelven, es decir, se hacen con material, por ejemplo, un cubo de pintura, o litros de gasolina, y lo revenden. “Si quieren seguir con el socialismo, ahora han de elegir o ser China o Vietnam, o Corea del Norte”, remarca.
Y si tienen que inventar, inventan. En verano publicaba The Economist una nota sobre los múltiples usos del condón, subvencionado por el Estado, en Cuba. Los niños los utilizan como tirachinas, los camareros como tapones de botellas de vino, las mujeres como gomas para el pelo, y todos como globos en las fiestas de cumpleaños. Por cuatro centavos de dólar tienen tres joyas que ponen a prueba su creatividad. Así son los cubanos.
España busca su sitio
Las inversiones más fuertes están ligadas al turismo, que en 2015 creció mucho por las expectativas creadas por la apertura del presidente Barack Obama. Las remesas también son una importante fuente de ingresos: desde EEUU llegan anualmente unos 3.300 millones de dólares.
Este año el número de turistas, sin embargo, ha sido inferior a las expectativas. A finales de 2018 habrán visitado la isla unos 4,7 millones, cuando se esperaban más de cinco millones. La cadena española Meliá es una de las grandes inversoras en la isla. Antes de fin de año abre dos nuevos establecimientos de cinco estrellas.
España es el tercer proveedor de Cuba, después de China y Venezuela. Es el primer país de Europa, con un volumen de intercambio que en 2016 ascendió a 1.300 millones de dólares. En 2017 las exportaciones rozaron los 900 millones de euros, según la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, que suma unos 300 socios.
Sánchez será el primer presidente que visita de manera oficial Cuba desde que lo hiciera Felipe González en 1986. Aznar estuvo en 1999 junto al rey Juan Carlos I en una cumbre iberoamericana. Después de los años de alejamiento, promovido por Aznar y secundado en la UE, el enfoque con Cuba está cambiando sustancialmente.
El viaje de Sánchez puede ser la antesala de una esperada visita de os Reyes. La Habana cumple 500 años en noviembre de 2019 y parece una ocasión de oro.
“España es muy importante para Cuba. Y Cuba tiene una larga tradición de resistencia. La presión no funcionó. Ya lo vimos. Desde la perspectiva de la protección de los intereses de España en Cuba es mejor implicarse, favorecer las inversiones, los lazos culturales, que vengan estudiantes a España.. A medio y largo plazo el progreso económico genera cambios”, afirma Altozano, abogado especialista en inversiones en la isla. “Lo que no quieren son cambios bruscos o convulsos. Aprecian la seguridad”.
Recuerda Altozano cómo fue Obama a Cuba y también lo hizo el presidente Hollande. Francia ha apoyado desde el gobierno los avances de sus empresarios. También ha afianzado sus lazos con un centro cultural con una gran actividad en La Habana.
En Cuba viven unos 300.000 cubanos con pasaporte español. Siguen en la isla y pueden ser una palanca para dinamizar esta conexión con España, siempre una referencia para el cubano.
Son también votantes, que podrán ejercer su derecho en España, con más facilidades sin el voto rogado. Sus compatriotas cubanos no pueden elegir a sus gobernantes. Es esa “genuina democracia” de la que presume Díaz-Canel. Por inventar hasta inventan una democracia sin partidos políticos ni libertades.