China, el BID y el chavismo: La “venezolanización” de una región sin rumbo – por Jorge Heine
El Banco Inter-Americano de Desarrollo (BID) cumple sesenta años en 2019. Ha jugado un papel clave en numerosas áreas en la región, desde la infraestructura y la energía, hasta el transporte, la salud y la educación. De todas las instituciones regionales, es la que goza de más prestigio. Hoy enfrenta una crisis no menor: su Reunión Anual de Gobernadores, un gran encuentro al que asisten autoridades, empresarios e inversionistas de todo el mundo, a realizarse del 26 al 31 de marzo en la ciudad china de Chengdú (la de 2018 se realizó en Mendoza, con 6500 participantes), fue cancelada por el Banco.
La razón fue la insistencia de Estados Unidos y otros estados miembros que se aceptase al representante al BID del «presidente encargado» de Venezuela, Juan Guaidó, como delegado oficial de Venezuela, a lo que China se negó. Resultado: el principal banco de desarrollo de la región se queda sin su principal evento anual, con costos directos y de oportunidad altísimos. Muchos potenciales proyectos comerciales y de inversión se quedarán en el tintero.
¿Cuál es el próximo paso ? ¿Que Juan Guaidó nombre a un «embajador» ante la ONU, y si ésta no lo acepta, boicotear a la ONU ?
La situación en Venezuela es crítica. Es urgente buscar una salida. Eso requiere acción diplomática y no saltarse los procedimientos inter-estatales establecidos . La ausencia de liderazgo regional es palpable. El mismo día en que se anunció la cancelación de la Asamblea Anual del BID, había siete presidentes sudamericanos reunidos en Santiago para crear el Foro PROSUR. Todo indica que, lejos de buscar una solución a la intríngulis planteada por la reunión del BID en China, impulsaron lo que llevó a su cancelación.
Esta misma semana, durante la visita del Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a los Estados Unidos, se planteó que Brasil se incorporaría como miembro asociado no regional a la OTAN, abandonando medio siglo de una política exterior que enfatizaba la autonomía y el camino propio de la segunda potencia del Hemisferio. Argentina hizo lo mismo en los noventa, pensando que este «gesto» hacia los Estados Unidos le daría beneficios palpables. A poco andar, y cuando Argentina recurrió a Washington para resolver su crisis económica, bien sabemos la respuesta : si te he visto, no me acuerdo.
La incapacidad de América Latina para resolver por sí misma la crisis venezolana se arrastra desde hace años. Hoy la solución pasa por aquellos países que sí tienen influencia en Caracas : China, Cuba y Rusia.
La guerra civil colombiana, de medio siglo de duración, se resolvió en La Habana, donde representantes del gobierno colombiano y de las FARC negociaron un acuerdo. La reunión celebrada en Roma en estos días entre el enviado especial del Presidente Trump para Venezuela, Elliott Abrams y el Vice Canciller ruso, Sergei Ryabkov, es una primera señal que hay atisbos de cordura en un cuadro donde ha imperado la política-espectáculo más que la diplomacia.
Maduro debe salir y ello debe ser seguido de nuevas elecciones. Pero ello requiere crear las condiciones para que el régimen esté dispuesto a dejar el poder, lo que implica ofrecerle opciones realistas. Para eso está la diplomacia, que para estas situaciones límite dispone de un conjunto de herramientas mucho más eficaces que las que enarbolan los que tocan los tambores de la guerra y el enfrentamiento a como dé lugar.