Adiós a un gran amigo caribeño y latinoamericano
Por Marcia Rivera, Puerto Rico
Regresando de una gigantesca marcha de protesta contra el nefasto gobierno que tenemos en Puerto Rico, y reflexionando sobre el papel tan importante que están jugando los movimientos sociales en gestar alternativas a la debacle que vive la otrora Isla del Encanto, recibí la trágica noticia del fallecimiento del amigo de tantos años, Raúl Leis. ¡Imposible, no puede ser!, me dije, mientras leía y releía el mensaje enviado por otra amiga del alma desde República Dominicana. Raúl, tan joven, tan vital, tan lúcido, tan amigo….tan imprescindible.
Mi memoria recuperó rápidamente tantas y tantas experiencias compartidas. Los congresos de ALAS desde mediados de los años setenta, habiéndose hecho el de 1979 en Panamá y el siguiente (1981) en Puerto Rico, que sellaron entre nosotros una entrañable amistad. Las complicidades con Xabier Gorostiaga, mi amigo y colega de estudios en Inglaterra, que fundó con Raúl y la inglesa Charlotte Elton el CEASPA para mediados de los setenta. Recuerdo también el temprano reconocimiento de la necesidad de tejer redes de acercamiento entre el Caribe y Centroamérica, lo que nos propusimos lograr con la fundación de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES) en 1981, así como la afanosa búsqueda de alternativas para una región convulsa, empobrecida y saqueada.
Animados por Xabier, a quien tanto admirábamos, con Raúl y otros colegas nos empeñamos en dialogar sobre la crisis regional con las mentes más abiertas de Europa y Estados Unidos y el gran estratega que era el jesuita lograba abrir espacios inimaginables para ello. Así llegamos en dulce montón un día a La Haya y otro a Bruselas para dialogar con el Parlamento Europeo sobre el papel de Europa en la crisis centroamericana de los ochenta. También estuvimos en Washington con el mismo objetivo. En cada encuentro trabajábamos como hormigas, llevábamos nuestras publicaciones, discutíamos intensamente y al final terminábamos intercambiando información sobre Panamá y Puerto Rico, revisando “la coyuntura” regional, poniéndonos al día sobre las últimas composiciones de Rubén Blades, conversando sobre la vida y la vidita, y celebrando el compromiso con la justicia social y la amistad verdadera.
El esperanzador triunfo del Sandinismo en 1979 nos convocó en varias ocasiones a repensar y discutir con ahínco la relación investigación–acción para generar transformaciones estructurales y realmente sostenibles. Recuerdo una brillante exposición de Raúl en Managua en la que reiteraba la importancia de la retroalimentación del intelectual orgánico y de la educación popular seria, rigurosa y comprometida para el futuro de la región.
En los últimos años yo he vuelto a vivir al Sur, pero nunca perdimos la conexión con Raúl. Nos encontramos en algunas actividades del CEAAL y en 2006 pudimos disfrutar un rico almuerzo criollo en Puerto Rico, donde generosamente estuvo compartiendo su vasto conocimiento y experiencias de educación de adultos. Raúl fue uno de esos incondicionales luchadores que siempre nos ayudó a abrir puertas para que Puerto Rico –la última colonia de las Américas- pudiera participar de los intercambios con América Latina y el Caribe.
Raúl Leis, uno de los verdaderos intelectuales gramscianos de nuestra región y de nuestra era. Además de gran sociólogo, educador por excelencia; analista riguroso y excelso; solidario con su tiempo y sus conocimientos, y sobre todo, un amigo de toda la vida. Lo seguiremos leyendo y recordando por sus aportes a la comprensión de la realidad compleja que vivimos, por su compromiso infalible, su calidad humana y también por su buen humor. Estoy segura de que su semilla seguirá encontrando tierra fértil. Un abrazo, compañero.